Capítulo 24

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Hola, a todos:

¡Qué lástima! se acabaron las investigaciones de la isla. Me dijo un inspector de policía que le dejáramos a ellos hacer su trabajo, el muy antipático, pues yo creo que no lo han hecho bien, que la muerte del cura no está tan clara, un infarto, sí, pero provocado ¿por qué o por quién?, y eso no lo han investigado que yo sepa. Y yo sé mucho. Y Marisa me da la razón, claro que ella no vive aquí, estaba de vacaciones, menudas vacaciones con muerto incluido que tuvo. Creo que esperaré a que vuelva Marisa para seguir con nuestras investigaciones mentales… y quien sabe…

Mi Conga está haciendo méritos para no ser demandada. Es muy lista, me da una de cal y otra de arena. Pues resulta que me hice un esguince en el tobillo al cruzar un paso de peatones con semáforo, que conste que yo pasé en verde. Pues eso, que la caída, el dolor, el hospital, el vendaje y el reposo. Preocupada por la limpieza, mi Conga reaccionó a mi decaimiento limpiando a fondo con una energía inusual, así que no sé qué hacer ¿será su estrategia para que no la demande, o me querrá de verdad y ha sufrido al verme herida? ¿Cómo saber lo que piensa un robot?, porque estoy segura de que pensar, piensa.

Estoy constantemente escuchando por las esquinas que: ¡no se nota ni una sola gota de aire!, ¡como si el aire se midiera por gotas! Trato de explicarles que debemos entender a los aires que también necesitan descanso y se paran precisamente para respirar y coger más aire porque con el calor que está haciendo todos estamos expuestos al cansancio, y así, cuando descansan y respiran, nos pueden dar más aire con más brío. Y noto que me miran raro, y no lo entiendo. ¡Ignorantes!

Estoy triste porque Pantaleón no ha vuelto, sigue por Benidorm, sí ha venido un enviado suyo para ocupar su puesto en las alturas pero no es lo mismo. Este se llama Leo y es cubano. No sé si lo llaman así porque es su nombre, porque nació en agosto o porque es un diminutivo como Leonardo, por ejemplo.
Se porta bien, no me da trabajo, solo le llevo la cena y el vasito de vino por la noche, el resto del día se dedica a sus «trámites». Dice que se pasa el día buscando trabajo pero hasta mediodía no lo oigo bajar, así que no sé qué tramites se hacen a partir de esa hora. Todavía no tenemos mucha confianza, así que no hablamos mucho.
Espero que Pantaleón vuelva y me cuente como le va. Las vecinas no son todavía conscientes del nuevo vecino que tenemos en las alturas, aunque me temo que pronto lo serán.

Frase del día: CONOCES LA LUZ, PERO ¿TE IMAGINAS QUÉ LA PRODUCIRÁ?

Sigo con la vida y os voy contando.

Hasta pronto, amigos.

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