Capítulo 27

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Hola, amigos:

Hoy no os voy a hablar del muerto de Tabarca, bueno, el sacerdote recién jubilado, que el pobre fue jubilarse y morir. Dicen que cuando uno se jubila se muere. No estoy de acuerdo, cuando uno se jubila, puede dedicarse a cumplir sus sueños. Tengo mucha experiencia en sueños sin alcanzar y ahora, fíjate, jubilada y cumpliendo sueños. Bueno que del muerto no hablo hoy como ya he dicho. La culpa la tiene Marisa que ahora está en Tailandia, pero me ha prometido que en volver de su viaje y si nada se lo impide, vendrá en mi ayuda para resolver el misterio. Y yo, por supuesto, me lo creo.
De Pantaleón tampoco voy a hablar porque no ha vuelto, pero sé que en unos días lo tendré de nuevo de vecino.
Y de la Conga pues ya que no hablo del resto, de ella tampoco, no vaya a ser que se crea única, importante y «más» insoportable.

Hoy os quiero hablar de mi nieta Adriana que tiene ya diez años. Hace unos días la visité en su casa. No resulta extraño que su abuela lo haga a menudo, hasta ahí todo normal. Nada más sentarme en el sofá a charlar con ella, donde también estaba mi hija, mi nieta mi miró fijamente, y yo, que ya la conozco, presentí que algo importante tenía que decirme.

–¡Abuela, es que te miro y pienso que no puedes seguir así, eres guapa y joven y tienes que tener un novio, por favor! Y si tú no te lo buscas…
–Pero, Adri, ahora mismo eso no me preocupa, quizá todavía mi corazón no esté preparado.
Mi nieta me abrazó y comentó:
–No digas tonterías, abuela. Tu corazón está preparado, acabo de escucharlo y necesita más amor.
Mi nieta me deja casi siempre sin palabras. ¿Qué puedo decirle? Entonces ella dirigiéndose a su madre, mi hija, le dijo.
–¡Mamá pues tú que eres su hija debes buscárselo!
–¿Yo?, eso no es fácil Adriana, ¿cómo se busca un novio para la abuela?, ¿dónde voy buscarlo?
–Pues fácil mamá, ¡pídelo por Amazon!

Las carcajadas retumbaron y hasta los pájaros salieron volando perdiendo parte de sus plumas. La única que no se reía era Adriana que se mantenía seria y firme, convencida de lo que decía.

Mi nieta continuó su relato intentando convencer a su madre de su idea descabellada, mientras yo no podía contener la risa. Y mi hija habló:

–Imagínate Adri que lo pedimos por Amazon y damos esta dirección, porque claro tendremos que darle la bienvenida toda la familia pero, a veces no es lo mismo lo que pides que lo que te llega.

–No pasa nada mami, el «paquete» estará en garantía y lo podremos devolver si no nos gusta. Podemos hacer una votación entre toda la familia… y decidir ¡Es que tenemos que hacer algo por la abuela!

Y ahí las dejé a madre e hija, discutiendo sobre el deseo que planteaba Adri. Yo me fui, con la risa en la cara y el corazón encogido.

Frase del día: SOMOS CAPACES DE CONVERTIR CUALQUIER SUEÑO EN REALIDAD. SOMOS CREADORES Y LO HEMOS OLVIDADO.

Sigo con la vida y os voy contando.

Hasta pronto, amigos.

2 pensamientos en “Capítulo 27

  1. Qué razón tiene Adriana, pues si sale defectuoso ni modo, se devuelve y punto. Jajaja. Menudas ocurrencias tiene tu nieta. Es un encanto! Sigue disfrutando de ella y escribe todo lo que dice para que no se quede en el olvido. Besos de colores.

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