Capítulo 30

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Hola, amigos:

He vuelto de Tabarca super contenta por lo que he descubierto y me he encontrado mi casa vacía, no hay nada, llamé desesperada a mi Conga y también había desaparecido. Sentí un mareo y caí al suelo y me desperté en el hospital, una vecina oyó el golpe de la caída y se asustó. El diagnóstico: Tensión 20-11, taquicardias, dolor de cabeza intenso y magulladuras varias.

Ahora que ya había descubierto la incógnita del asesino de Tabarca, gano en prestigio y pierdo mis enseres y mi salud. Y aquí en el Hospital no me dejan irme a mi casa hasta averiguar de donde viene esa tensión tan alta. Dicen también que tengo los ojos secos y me ponen varias veces al día lágrimas artificiales, y he decidido llorar para que me den el alta y no necesite de otras lágrimas que las mías que salen de mi corazón. Cuando viene el médico y me ve llorar no entiende que le estoy ayudando y me habla de que mis lágrimas son saladas y eso no me ayuda, pero no le escucho, ¡sabrá él más que yo de mis lágrimas! Lo importante es bajar la tensión que ya se está estabilizando. Cuando le conté el disgusto del robo en mi casa entendió la reacción de mi cuerpo.

La policía ha venido a tomarme declaración, me he sentido super orgullosa de tener a mi lado a dos chicos policías muy bien parecidos y después de contarle todo lo que recuerdo hemos salido al pasillo a pasear siendo la envidia de los demás enfermos y sanitarios. Esta visita me ha animado mucho. Les he dado las llaves para que vayan los especialistas a comprobar las huellas que hubieran podido dejar en mi casa. Yo no creo que haya sido Panta, es buen chico, habrá tenido que irse por algún asunto urgente y alguien en su ausencia y la mía, ha entrado y ¡zas! se lo ha llevado todo, y me pregunto si las vecinas ¿no oyeron nada?, ¡qué raro!, bueno ya me contarán cuando vuelva.

En Tabarca he disfrutado mucho de la paz y de la soledad, porque la soledad también se puede disfrutar, es una gran amiga mía, siempre me sigue pero no me importa, lo paso bien con ella. Allí me atreví a charlar con los pocos turistas que habían, y fueron ellos los que me ayudaron a resolver la incógnita: llevaban tiempo conviviendo entre la gente de la isla y conocían al cura asesinado. Entre ellos, un americano llamado Tim al que le gustaba, junto a su mujer española, visitar la isla cada vez que venía a España, me habló de otro extranjero, también americano, sobrino lejano del cura muerto y al que su tío no había dejado nada en su testamento, que al ser sobrino por parte de primo, no le correspondía ni siquiera la legítima. Parece ser que quedaron en el subsuelo de la iglesia para no ser vistos, discutieron y al cura le dio un infarto del disgusto y el sobrino huyó. Los isleños así me lo confirmaron pues recordaban a aquel extranjero tan peculiar por la barba tan abundante pelirroja y su peso que junto con su altura de casi dos metros resaltaba sobre los demás, aunque nunca sospecharon nada. La policía lo ha localizado (no sé como, a veces pienso que son más listos de lo que yo imagino)

Cuando vuelva Marisa el próximo mes de marzo con la llegada de la primavera se encontrará con todo el trabajo hecho y ella viajando por el mundo… en fin. Bueno, tema resuelto.

Ahora, vuelvo a casa, el médico me ha dicho que cuide de mi tensión y viva tranquila ¿como si eso fuera fácil!, y que no me meta en líos. No sé por qué me lo habrá dicho…

Vuelvo a empezar con la policía, por el robo de mis enseres y por la localización de Panta. Espero no tener más subidas de tensión, aceptaré lo que venga. De momento me voy a casa de mi hija hasta que consiga por lo menos una cama, una silla, una mesa y algún electrodoméstico. No voy a comprar otra Conga porque seguro que la mía vuelve pronto.

Después de mi decepcionante viaje a Granada con el Imserso, me faltaba visitar el hospital y perder todos mis recuerdos.

Frase del día: TODOS LOS SUEÑOS COMIENZAN POR UN PENSAMIENTO, SOLO NOSOTROS PODEMOS TRANSFORMARLOS EN «TIERRA».

Sigo con la vida y os voy contando.

Hasta pronto, amigos.

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