Capítulo 34

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Hola, amigos:

Los cinco kilos que querían quedarse conmigo, a día de hoy, dos, han puesto pies en polvorosa. Los tengo amenazados con pilates y bicicleta estática, se resisten, les ataco, a ver quien gana.

Me siento satisfecha de haber colaborado por el bienestar animal, coincidiendo con el día de ayer que fue el día de los animales, adopté una mascota a la que le he puesto el nombre de Deisy, que me gusta a mí ese nombre. Últimamente aparece en mi mente con frecuencia y no paraba de pensar de a quien podría bautizar. Un perro, no, mucha responsabilidad y mucho no estoy en casa, un gato tampoco, muy independiente y pensando pensando, ¡zas!… me lo encontré en una lechuga, sí, una lechuga; es un caracol, bueno debe ser una caracola porque es rubia, pequeñita y el nombre que le he puesto es femenino, aunque ya sé que es hermafrodita. Así que estoy encantada con ella, me mira con sus antenas y percibo mucha ternura. Se la llevaré el finde a Adriana, mi nieta, para que compruebe que su abuela es responsable con los animales. He decidido que cuando Deisy sea mayor la soltaré en el campo para que conozca a otros caracoles y caracolas, y allí entre hierbas y tierra se pueda relacionar socialmente y filtrear con algún caracol, porque, pobrecita, los caracoles no tienen redes sociales. Ahora se pasa el día y la noche boca abajo, pegada a la tapa del bote de cristal donde la tengo y tengo miedo de que la sangre le baje a las antenas.
Ha amanecido otro día y mi Deisy está distinta, está mucho más grande y su caparazón se ha oscurecido en su parte central, se está convirtiendo en un gran caracol, y me pregunto si, a ver si ella se convierte en él y ¡me tira los tejos! ¡Pero qué cosas se me ocurren!, aunque la vida nos da tantas sorpresas…, ya sabéis. Bueno, ya os iré contando.

El vecino del quinto, se ha marchado sin hacer ruido, era paseador de perros, digo era porque no sé ahora qué hace. Y se ha ido sin avisarme. A veces me pregunto si tendré yo la culpa de su marcha por mantener a Panta en el rellano del sexto y han habido molestias o algún enfrentamiento, aunque me extrañaría porque Panta no hace ruido, él solo duerme y come y bebe cuando subo por las noches con la bandeja. Y Panta nunca me ha dicho nada del vecino del quinto. No sé, me parece todo tan extraño en esta vecindad.
Sí, Panta sigue arriba, ya muy recuperado de su altercado con el olvidado Leo. Ahora le toca trabajar y no le veo movimientos de cambiar de situación, aunque dice que se irá pronto a Benidorm a trabajar que ya no hace tanto calor. Voy a darle otro margen de confianza. Me he dado cuenta que me paso la vida dando márgenes a los demás… Las vecinas supongo que siguen igual, y digo supongo porque no tengo tiempo de mirar a quien no me interesa.

A mí me interesa mi Conga y los asesinados, Mi Conga sigue sin aparecer, a veces la oigo en mis sueños y pienso que ha vuelto, pero me pregunto, ¿cómo va a volver si ella es un robot?, pues por eso lo digo, porque es un robot y con el tema de la Inteligencia Artificial, cualquier día aparece en mi puerta…

Los asesinados siguen desaparecidos, yo creo que se esconden, o es la policía quien los mantiene a raya, porque los muertos no andan, ¡qué Cuerpo! ese de la Poli, cada día me sorprenden más, son más herméticos y me tienen un poco cansada de darme largas a mis innumerables preguntas. Me dicen que si sigo en las mismas me van a detener y yo les sonrío y les alargo mis brazos para que lo hagan, jajajaja y se enfadan y me dan la espalda. Creo que es cuestión de paciencia y yo tengo mucha. La vida me ha enseñado que con paciencia se consiguen muchas cosas. Sé que al final lo conseguiré.

Ya me despido por hoy.

Sigo con la vida y os voy contando.

Hasta pronto, amigos.

LA OSADÍA CONTIENE LA GENIALIDAD, EL PODER Y LA MAGIA.

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