Capítulo 36

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Hola, amigos:

Sigo de duelo por Deisy que no ha aparecido. Adriana me cuenta que visita los parques en busca de algún caracol, hasta ahora sin resultado. Yo no visito los parques, yo visito los bares directamente que son más entretenidos y donde veo que tienen caracoles cocinados, pregunto que si me pueden guardar alguno antes de cocinarlo para criarlo y darle cariño. Me miran raro y me dicen que no pueden porque ya vienen sin vida. Pobrecitos. Igual que mi hija que la semana pasada me trajo tres caracoles albinos, diciéndome, «mira mamá en vez de uno ya tienes tres». Eran albinos de tanto sol que habían tomado que aquí en Alicante, es lo que más tenemos y los caracoles estaban tiesos claro. Y mi hija ni se había dado cuenta. Así que sigo de duelo como os decía, o sea, estoy de duelo caracolil. Por nadie que pase.

Y mientras pasa, sigo con la vida. Así he averiguado que a Panta, mi vecino de arriba al que yo alimentaba, lo mató Leo al que culpaba de su detención y extradición. Fue la policía quien me informó de su nueva detención y vuelta a su Cuba natal. Seguro que allí se encuentra en su «salsa». Y yo, con otro duelo a cuestas, que espero sea el último de esta nueva etapa de mi vida, osea, del resto de mi vida.

Así que he salido a la calle a descubrir nuevas oportunidades, y he encontrado un nuevo estilo de vida que estoy probando: es un gimnasio lleno de máquinas raras que me infringen dolor, sudores y cansancio. La elíptica me mira descarada retándome y la pruebo y me muero el primer día. Me digo a mi misma que una máquina no va a retarme y encima ganar, así que soy yo quien la reto a ver si la canso y veo que no puedo. Ayer leí en su monitor S.OS. y me asusté, una máquina me pedía ayuda, miré alrededor, nada sospechoso, y yo pensando en llamar a los bomberos o qué se yo. El General Caster y su ayudante Anette se paseaban arriba y abajo controlando al resto de las máquinas. Al final, menos mal que me di cuenta al observar que la máquina marcaba el tiempo: 5.05, cinco minutos y cinco segundos. Me imagino cómo me habrían mirado si llego a montar el pollo del S.O.S. Uff, por nadie que pase.

Sigo con la vida buscando nuevos caracoles, asesinatos que llevarme a la boca y alguna otra Deisy dentro de las múltiples lechugas que sigo comprando de Mercadona, esperando asomen sus antenas por entre sus hojas.

Hasta muy pronto, amigos.

Frase del día: PROCURA NO PERDERTE NINGUNA DE LAS AVENTURAS QUE TE OFRECE LA VIDA.

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