Capítulo 21

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Hola, amigos:

Quedé con vosotros en contaros mi viaje a la isla de Tabarca. Una isla que se encuentra frente a la costa de Santa Pola (Alicante), en el mar Mediterráneo y que en quince minutos a bordo de una lancha rápida, atracamos. Desde el puerto de Alicante se tarda una hora.

La celebración por el aniversario de la boda de mi hermano y cuñada fue un acontecimiento relevante en la isla, máxime cuando empadronados solo hay once personas. Allí nadie tiene coche, tienen barcos y claro nadie más que ellos pueden atracar sus barcos. Así que los turistas llegamos en barco de recreo ajeno. Si por casualidad vas a pasar solo el día, puedes ir en tu barco y dejarlo fondeado alejado del puerto, siempre y cuando el restaurante en el que hayas reservado para comer tenga una barca para recogeros. Todo muy normal y ¡fácil!.

Nuestro grupo de cuarenta y siete personas, sin contar mascotas, que no llevábamos, nos quedamos dos noches en la isla. Cuando llegaba la hora de salida del último barco, sobre las siete de la tarde, la isla se quedaba vacía salvo por sus empadronados, y … nosotros. Y ahí comenzó nuestra historia para no dormir.

Después de cenar todos juntos el viernes, día de la llegada, nos retiramos a descansar. Allí si no te retiras a una hora, te retiran, la policía está al acecho. Durante la cena se acercó a saludarnos uno de los pocos empadronados en la isla al que ya conocemos de otros encuentros y nos habló de los pasadizos secretos que cruzan la isla, aunque nos contó que ya estaban casi todos cerrados. Mi compañera de habitación Marisa y yo, que no tenemos miedo a nada, nos lanzamos a buscar los pasadizos secretos que se mantenían abiertos. Paseando por el silencio, solo alterado por los graznidos de gaviotas y el rumor de las olas del mar, fuimos a pisar sobre una tabla de metal que apenas se veía por la tierra acumulada, se encontraba muy cerca de la única iglesia de la isla. Tiramos de la anilla las dos a la vez y se abrió, quedando nosotras sentadas en el suelo.

–¿Te has hecho daño Marisa?

–No mucho, solo me duele el culo y no me puedo levantar.

Yo, que parecía más ágil, aunque mi trasero y mis articulaciones se quejaban con sorna, le ayudé a levantarse. La idea de «observar» la isla desde sus entrañas había sido mía, así que tenía que estar a la altura. En este caso, a la bajura.

Y nos adentramos en la oscuridad con una pequeña linterna, casi sin luz, que habíamos conseguido en la tienda de ultramarinos.

Al entrar, tuvimos que taparnos la nariz, aquello era irrespirable. Fuimos bajando por una especie de túnel hasta llegar a notar el agua en los pies. Flotando encontramos basura, animales muertos, y más allá, cuando ya nos habíamos acostumbrado al entorno y a su olor y nos disponíamos a volver, lo vimos a lo lejos, parecía un cadáver en descomposición y lo era. Nos miramos y temblamos a la vez… (continuará)

De la conga prefiero no hablar. Estoy a la espera de que mi abogado Miguel me remita el informe sobre la posibilidad de demandar y se está demorando mucho. Tengo serias dudas de que pueda nombrarle asesor principal de mis empresas.

En cuanto a Pantaleón, sigue de vacaciones en las alturas. Comiendo y bebiendo bien y hasta tiene un ventilador que le he proporcionado yo. Quiere pasar el verano a la fresca y no puedo negárselo y claro la fresca resulto ser yo de cara a las vecinas que no paran de murmurar. Les contesto para mis adentros y mis adentros no están para salir afuera y no me escuchan. Yo creo que todo es envidia de tener a un hombre en las alturas pendiente de mí, sin pedir nada a cambio, bueno solo algo de comer y beber.

FRASE DEL DIA: LA ENVIDIA Y LA IRA, ACORTAN LA VIDA.

Sigo con la vida y os voy contando amigos.

2 pensamientos en “Capítulo 21

  1. ¡Muy bueno, Manoli! Y me quedo con las ganas de saber qué les pasó a las dos aventureras en Tabarca cmientras recorrían las entrañas de la isla

  2. Suspense en Tabarca!! No tardes en contarnos el desenlace.
    Me parece que tendrás que prejubilar a tu conga como he hecho yo con mi ronda que la he cambiado por tiburón a ver si aprende.
    Con respecto a Pantaleón sólo decirte que haces bien no escuchando a las visitadoras.
    Un abrazo mi querida amiga. Sigue con tus relatos. 💖

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