Capítulo 32

Categorías Diario de una jubilada1 Comentario

Hola, amigos:

Tres, tres han sido los kilos que me han visitado se han quedado a vivir conmigo de momento y no se separan ni los unos del otro, ni los otros del uno, dispuestos en la misma ubicación en el centro de mi cuerpo estoy muy enfadada con ellos. Sí, es verdad que últimamente he cenado, cosa que antes procuraba no hacer y claro luego se paga. Voy a hablar con ellos a ver si nos entendemos y llegamos a algún buen acuerdo para ambos, bueno para mí, porque ellos lo que quiero es que se disuelvan, aunque por supuesto no se lo voy a decir. En cuanto no los alimente como ellos esperan irán disolviéndose y espero que no me den ningún disgusto de última hora. Ya os contaré.

Leo, como sabéis, fue detenido como autor del robo en mi casa y ha cantado llevando a la Policía a un almacén donde guardaba lo robado, ya no solo de mi casa si no de otras muchas. No he podido recuperar todo porque algunos enseres ya habían sido vendidos y seguirles la pista no es fácil, entre otras cosas la Conga no ha aparecido, supongo que los robots hoy en día están muy demandados y a ella sí me gustaría seguirle la pista. A veces mi Conga aparece en sueños pidiendo socorro y me levanto alterada. A la vista del expediente, a Leo le espera una larga temporada en la cárcel, o la deportación a su país. No sé en qué estado se encuentran las relaciones con Cuba.

Panta ha estado desaparecido como sabéis, pero volvió magullado pues Leo le golpeó para quitarle las llaves de mi casa y lo escondió pensando que estaba muerto pero es fuerte y se ha recuperado. Ahora me siento en la obligación de cuidarlo y lo tengo como en los viejos tiempos, en las alturas de mi escalera. Me siento acompañada y por las noches le subo la cena y un vasito de vino que tomamos juntos. Han vuelto las habladurías de las vecinas a mi paso que comento con Panta por las noches y nos reímos imaginándonos sus caras de sorpresa y envidia. Pues es eso, envidia.

Por otra parte sigo en la búsqueda de un muerto, que lo sea por muerte violenta, mejor por asesinato, donde la policía esté investigando y pueda ayudarles, que, aunque cada vez lo hacen mejor muy a mi pesar, siguen necesitando mi ayuda, aunque ellos nunca lo confirmen y siempre me pongan mala cara cuando aparezco. Es que son como niños.

Sigo con la vida y os voy contando.

Hasta pronto amigos.

ALLÍ DONDE HAY MIEDO NO PUEDE HABER SABIDURÍA.
ESTUDIA, ACTÚA Y DEJA AL UNIVERSO QUE HAGA SU TRABAJO.

1 pensamiento en “Capítulo 32

  1. Manoli tu vida está siempre llena. Me encanta leer tus aventuras y desventuras, espero que la Conga aparezca pronto para ayudarte y quitarte la ansiedad nocturna, estoy segura de que cuando vuelva vendrá con el cable entre las ruedas y le habrán bajado los humos.
    Sigue con la vida y sigue contándonos.

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